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En un mundo como el nuestro, la seguridad de estar bien y protegido de toda tribulación no tiene precio. Verdaderamente, ¿En quién confiamos? ¿En dónde depositamos nuestra confianza para ser protegidos? Son preguntas que podrÃamos responder de múltiples maneras ya que cada quien es libre de confiar en quien o lo que desee. En realidad, todas las cosas que pensemos que nos puedan proteger tarde o temprano pueden fallar, excepto Dios. En el Salmo 121 podremos observar en quien confiar sin ningún tipo de temor.
Alzar la vista al monte
En Salmos 121:1-2 dice que alzaremos los ojos a los montes, ¿De dónde vendrá mi socorro? Nuestro socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. Esto tiene un significado muy especial. En la antigüedad Dios se revelaba en los montes, muchas de las instrucciones importantes a los profetas los hacÃa en esos lugares.
Por ejemplo Dios se le apareció a Moisés en el monte Oreb y le dio los diez mandamientos en el monte SinaÃ. A Abraham lo hizo subir al monte Moriáh para ofrecer a su hijo Isaac como sacrificio. Por otro lado al profeta ElÃas el Señor lo llevó al monte Carmelo y asà lo hizo con más personajes bÃblicos.
En la siguiente parte del salmo el salmista hace una pregunta, ¿De dónde vendrá mi socorro? No sabemos cuánto tiempo le llevó al salmista escribir este salmo, tal vez fue un dÃa, un mes o un año. Lo cierto es que él mismo contesta al decir: la ayuda me viene del Señor que hizo los cielos y la tierra. Es decir, el socorro no viene de la creación de Dios sino viene del Creador que hizo los montes, la tierra, el mar, el cielo y todo lo que hay en ellos.
El Señor no nos dejará caer
En los versÃculos 3 y 4 se dice que Él no dejará que resbale nuestro pie, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. En estas sabias palabras el salmista sigue el pensamiento que traÃa y dice: al ser Dios quien lo va a socorrer su pie no resbalará, es decir, que hay seguridad y estabilidad cuando Dios está con nosotros. Dios no duerme, no es como nosotros que nos agotamos y nos vence el sueño sino que Él nos cuida en cada segundo de nuestra vida. Nos cuida desde que nacemos hasta que morimos y si lo hemos aceptado con el corazón nos cuidará y velará por nosotros para siempre y por toda la eternidad.
Jehová será nuestro guardián
En el versÃculo 5 se nos dice que el Señor es nuestro guardián, es nuestra sombra a nuestra mano derecha. En este versÃculo el salmista habla con una seguridad y una firmeza desde lo más profundo de su alma y de su corazón. En la segunda parte del versÃculo nos dice que el Señor es nuestra a sombra a nuestra mano derecha. Esto quiere decir que el Señor nunca se apartará de ti asà como tu propia sombra nunca se apartará de tu lado. Siempre que vas a un lugar tu sombra va contigo, no hay forma de separarse y en esta manera el salmista asà mismo lo compara con Dios, ya que la presencia del Señor siempre estará a nuestro lado.
El Señor será nuestro protector en todo momento
En el versÃculo 6 dice que el sol no nos herirá de dÃa ni la luna de noche. Al parecer el salmista hace memoria de cuando el pueblo de Israel salió de la tierra de Egipto, en donde Dios fue su guÃa por el desierto. Durante el dÃa Él era una nube para dar sombra a su pueblo para que no se fatigara por el calor sofocante y por la noche era una columna de fuego, la cual les proporcionaba calor y les alumbraba el camino para que vieran por donde podÃan caminar.
Jehová guardará nuestra alma
En el versÃculo 7 dice que Jehová nos guardará de todo mal, el guardará nuestra alma. Aquà se entiende que hay un punto donde el enemigo no nos puede hacer daño y es en el alma misma si no se lo permitimos. Dios le dijo a Satanás que podÃa tocar el cuerpo de Job pero que su alma no la tocara. El cuerpo puede morir pero el alma no, si hemos recibido a Jesucristo en nuestro corazón el enemigo nunca podrá hacernos daño
El Señor con nosotros desde el principio hasta el fin
En el último versÃculo, el número 8 nos dice que Jehová guardará nuestra salida y nuestra entrada desde ahora y para siempre. El salmista inspirado por el Señor nos dice que Dios guarda nuestra salida y nuestra entrada en todo lugar por toda la eternidad. Qué bello es nuestro Dios que siempre se preocupa por nosotros de principio a fin.
Nuestro Padre Celestial no es como las cosas de esta tierra. Dios no necesita dormir, no comete imprudencias y no tiene puntos débiles. Por tener todo el poder que imaginamos, el nunca fallará. Si miramos nuestra situación y vemos qué hay a nuestro alrededor, podrÃamos creer que los problemas son peores de lo que vemos. Es en ese momento cuando nos preguntamos si realmente existe seguridad en este mundo.
Este salmo nos dice que todos los problemas y peligros son Ãnfimamente pequeños en comparación con Dios. No existe nada ni nadie más fuerte que Dios. Por esta razón, debemos poner toda nuestra confianza en Él, con la seguridad de saber que nos puede proteger y conservarnos seguros.
Absolutamente, todos los seres humanos enfrentamos problemas, pero al tener a Dios a nuestro lado, toda adversidad se diluye y desaparece. El salmo 121 hace la  comparación precisa de Dios con una sombra que nos protege de la fuerza del sol. Cuando Dios está a nuestro lado Él nos cubre y ampara de los ataques más feroces. Si amamos a Jesús, el miedo desaparecerá porque tendremos seguridad en Dios, quien nunca cambia y no nos abandona en ninguna situación.
Obviamente, no podemos esperar una vida perfecta, pero aún en medio de todo lo que enfrentemos Jesucristo estará a nuestro lado para apoyarnos. Con el apoyo de Dios y su hijo Jesucristo podremos destruir los dardos del adversario porque ellos serán nuestro refugio constante y nuestra seguridad perpetua. No debemos tener miedo, confiemos en las manos de Dios porque Él nos cuidará para siempre.