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La navidad es una festividad principalmente católica, aunque muchas costumbres y tradiciones de estas fiestas procedan de otras religiones especialmente la practicada por los celtas cuyo contenido y simbolismo sea completamente diferente a la católica o llamada por algunos como cristiana.
Con la llegada de la navidad, es costumbre que muchos disfrutemos en familia de armar el arbolito, decorar la casa para recibir la navidad y mantenerla así hasta pasado el día de Reyes.
Un poco de historia
Lejos del carácter comercial que se le imprime a estas fechas, en sus inicios estas costumbres estaban solo ligadas a la religión a la esperanza y a la bonanza. En la antigüedad los Germanes estaban convencidos de que tanto la tierra como los astros pendían de un árbol gigantesco el Divino Idrasil o Árbol del Universo, cuyas raíces estaban en el infierno y su copa, en el cielo. Ellos, para celebrar el solsticio de invierno –que se da en esta época en el Hemisferio Norte-, adornaban un roble con antorchas y bailaban a su alrededor.
Un evangelizador de Alemania e Inglaterra cuyo nombre San Bonifacio, alrededor del año 740, demolió ese árbol cuyo roble representaba al Dios Odín, y lo sustituyó por un pino o abeto, que representaría el símbolo del amor eterno de Dios, además fue adornado con manzanas, las cuales representarían “las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres” y con velas representando a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador. Cabe resaltar que su forma triangular guarda relación con la Santísima Trinidad y por ser el pino un tipo de árbol perenne simboliza la vida eterna. Era curioso ver abetos «cargados» de manzanas. De esta manera tan pintoresca, los cristianos de la Edad Media pintaban de sentido cristiano sus celebraciones familiares.
Tras la conquista y colonización de América, esta costumbre alemana que ya se había difundido por toda Europa en la Edad Media, se expandió de Europa a estas tierras Americanas.
Que Representan los Adornos
Como menciona la historia el pino por su forma triangular representa a la Santísima Trinidad, pero las manzanas y las velas con el paso del tiempo fueron sustituidas por esferas y guirnaldas, la estrella y las luces de colores. Las esferas representan los dones que Dios les da a los hombres y por supuesto a la familia donde celebran dicha tradición. Las de color azul simbolizan el arrepentimiento; las rojas, las peticiones; las doradas, alabanzas; y las plateadas, agradecimiento. La estrella, representa la fé que guía nuestra vida, así como la estrella de Belén que sirvió de guía para los Reyes Magos. Las cintas y moños, representan la unión familiar. Angelitos, representan los mensajeros entre nosotros y el cielo, además son los encargados de la protección. Las Luces, ellas tienen como objetivo iluminar nuestro camino en la Fe.
No importa el tamaño del árbol de navidad, o la cantidad de adornos que posea, lo más importante es celebrar en familia, con amor, fe y esperanza.
También se suelen poner adornos de diversas figuras en el árbol de Navidad. Éstos representan las buenas acciones y sacrificios: los «regalos» que le daremos a Jesús en la Navidad.
Que nos dice la biblia al respecto
No hay nada en la Biblia que señale o prohíba los árboles de Navidad. Algunos piensan, equivocadamente, que Jeremías 10:1-16 prohíbe cortar árboles y decorarlos de la misma manera como lo hacemos en Navidad.
1 Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel.
2 Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman.
3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril.
4 Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva.
5 Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
6 No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.
7 ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti.
8 Todos se infatuarán y entontecerán. Enseñanza de vanidades es el leño.
9 Traerán plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra del artífice, y de manos del fundidor; los vestirán de azul y de púrpura, obra de peritos es todo.
10 Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.
11 Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparezcan de la tierra y de debajo de los cielos.
12 El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría;
13 a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.
14 Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella.
15 Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán.
16 No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad; Jehová de los ejércitos es su nombre.
Sin embargo, aún leyendo superficialmente este texto, se comprende que Jeremías establece la prohibición de ídolos hechos de madera, cubiertos de plata y oro para luego adorarlos. Una idea similar aparece en Isaías 44, donde el profeta describe la necedad de los fanáticos, que cortan un árbol, queman parte de él en el fuego para calentarse, y usan la otra parte para tallar un ídolo, ante el cual se inclinan. Entonces, a menos que nos inclinemos ante nuestro árbol de Navidad, tallemos un ídolo y oremos ante él, estos pasajes no deben ser aplicados a los árboles de Navidad.
No existe ningún significado espiritual en tener o no un árbol navideño más que el de representar alegría y unión familiar. Cualquiera que sea nuestra elección, el motivo detrás de la decisión del creyente acerca de este punto, como en todas las cuestiones de conciencia, éste debe ser para complacer al Señor.
5 Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones.
6 El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de todo, come para el Señor,
Romanos 14:5-6