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Probablemente nos habremos topado alguna vez con una de esas mujeres que poseen una luz propia que es innegable de pasar por alto. Esas mismas mujeres son aquellas que al llegar a un lugar pueden con su luz alumbrar los corazones apagados llenándolos de gozo y paz. La belleza que esas mujeres irradian no es solo exterior, es una belleza que va más allá de los estereotipos actuales.
No necesitan maquillarse para verse hermosas, ni siquiera sonreír con esfuerzo para llamar la atención. Esto se relaciona más con una cuestión de paz interna, una paz que se refleja a través de un corazón bondadoso y entregado a Dios.
Las santas escrituras ayudan a ser mujeres más cristianas, a brillar con la luz que se obtiene al leerlas, reflejando el carácter de Jesucristo en sus vidas. ¿Existe alguna forma que esto pueda ser posible? La respuesta es un categórico sí. A continuación reseñaremos algunos de los atributos especiales para ser mujeres de Dios que reflejen santidad y dignidad.
1.- Esforzarse por mantener la presencia de Dios de manera constante.
En Salmos 5:3 leemos:
“Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti y esperaré”.
Una mujer que reconoce la dependencia de Dios en su vida alegra el corazón de Dios con sus deseos. Para esta mujer es de vital importancia cada día clamar a Dios para agradecer por lo que tiene y para pedir por sus necesidades. Ella deposita ante el altar del Señor sus penas y aflicciones, deposita sus acciones de gracia y queda totalmente confiada en que Dios obrará para su beneficio esperando sus respuestas. Le demuestra total humildad y solicita la fortaleza que proviene de lo alto para enfrentar los desafíos de la vida.
2.- Reconocer que es hija de un Padre Celestial
El apóstol Mateo escribió lo siguiente en Mateo 26:28:
“Esto es mi sangre, del nuevo convenio, que por muchos es derramada para la remisión de los pecados”
Una mujer de Dios sabe que sus pecados pueden ser perdonados mediante su arrepentimiento y obediencia a Dios. Una mujer de Dios no vive en su pasado, sino avanza con fe hacia el futuro. Vive con gratitud cada día de su vida por el perdón que trae el sacrificio de Jesucristo y se siente amada por Él, escogida por su amoroso Padre. Sabe lo valiosa y especial que es para Dios, que dio a su hijo unigénito Jesucristo para que se inmolara en la cruz por ella y así recibir salvación y perdón si guarda los mandamientos de Dios.
3.- Lee las escrituras y obedece los preceptos de Dios.
En el libro de Éxodo capítulo 24 versículo 7 el profeta Moisés enseñó lo siguiente:
“Y tomó el libro del convenio y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho y obedeceremos”
Una mujer de Dios sabe que quien obedece los preceptos de Dios éste le ama y hace suyos sus mandamientos. Ante las vicisitudes de la vida una mujer de Dios pregunta en oración al Señor que cosas debe hacer y le es fiel a sus mandamientos aún cuando esto presuponga desafiar los estándares de la sociedad. Siempre su deseo será hacer la voluntad de Dios con determinación, viviendo una vida que lo glorifique a Dios, estando a su servicio y al de los demás.
4.- Su vida refleja alegría y la bondad del Señor
Jesucristo enseñó que el gozo pleno no nos dejará si nos mantenemos dignos de tenerlo siempre presente, mediante una vida fiel y consagrada al Señor. En Juan 16:22 Él enseñó:
“También vosotros ahora tenéis tristeza; pero yo os veré otra vez, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”.
Una vida llena de la guía del Santo Espíritu y la dirección divina a través de Dios para tomar decisiones es la clave para ser felices y tener gozo. Una mujer de Dios refleja la paz y gozo que vienen del Señor en sus acciones caritativas y benéficas hacia los demás. El deseo de servir es recompensado con satisfacción al servir con humildad a los demás.
Sus palabras llenas de bondad llegan a ser un calmante para los corazones angustiados. Su hablar es un antídoto para las tristezas y su accionar puede reflejar el amor y el gozo puro del Salvador. Al sentirse gozosa contagia de fe y optimismo a todo aquel que llegue a conocerla. El fruto de su vida se refleja a través de los dones del Espíritu Santo que son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5:22-23).
5.- Son mujeres con la fuerza de Dios
Las mujeres cuyo carácter está basado en las enseñanzas de Jesucristo poseen una fe inquebrantable y un optimismo que les hace confiar en que todo saldrá bien. Su confianza en Dios les hace ver los inconvenientes de la vida como oportunidades para aprender y progresar. Saben a quién acudir por ayuda para solucionar sus problemas más titánicos, no se dejan menoscabar por el estrés y las preocupaciones.
Nada les roba su paz interior y lleva todos sus desasosiegos al Señor en oración, solicitando su intervención divina y agradeciéndola antes de recibirla. Su confianza en que no estará sola es un baluarte que atesora y sabe que nunca le faltará. Siempre espera en el Señor para que le indique cómo debe hacer las cosas, adaptándose a cada situación.
Una mujer de Dios es una mujer que se esfuerza por vivir conforme a los mandamientos de Dios y aceptando su voluntad en todas las cosas. Es una bendición para aquellas personas con quien tiene contacto, es alguien que marca la diferencia en la sociedad donde vive, en su familia y en su vida personal.
Tal como lo dice Proverbios 31:10, son difíciles de hallar:
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su valor sobrepasa grandemente al de las piedras preciosas”.
Esto no es un valor que se basa en lo material sino que nace en su interior y se exterioriza con sus buenas obras y la belleza de su accionar cotidiano. Su corazón lleno de amor le impulsa a ayudar a otros y a glorificar a Dios.