La Gratitud, una forma sincera de expresar amor a Dios

¿Alguna vez te has detenido a pensar en la infinidad de cosas buenas que Dios te ha entregado? Ser capaz de comprender este simple hecho ya es motivo de agradecimiento. Mucha gente no puede entender, mucha gente no puede ver, mucha gente no puede hablar. ¡Nosotros si tenemos ese honor! Sin embargo, si somos sinceros, a veces nos centraremos más en nuestros desafíos o en las cosas que no tenemos, en lugar de expresar nuestra alegría y gratitud por todas las cosas hermosas de nuestra vida que tenemos.

En la Biblia, hallamos muchas escrituras que nos pueden ayudar, recordándonos muchos motivos por los que debemos estar agradecidos. Observemos a continuación algunos de ellos y expresemos gratitud por nuestro amoroso Señor y Salvador Jesucristo y su grandiosa misión sobre la tierra.

La Gratitud, una forma sincera de expresar amor a Dios 1

Concentrémonos en la bondad y el amor de Dios

Un corazón agradecido y humilde está lleno de admiración hacia Dios, especialmente frente a la realidad de su eterno amor. Dios no nos ama hoy y nos olvida mañana como una buena parte de los seres humanos es. El amor de Dios siempre existirá. No importa cuántas veces podamos fallarle, él permanece fiel, nos ama y está dispuesto a perdonarnos. ¿Cómo no estar agradecidos por tal amor? Estemos atentos y no desaprovechemos la oportunidad de agradecerle los detalles del amor que nos brinda todos los días. Tal como dice 1 Crónicas 16:34, alabemos a Dios porque Él es bueno y su gran amor nos acompañará por siempre.

Manifieste gratitud sincera

En Salmos 100:4 se nos recuerda que debemos entrar por la puerta con gratitud y el himno de alabanza entrará en nuestra corte; démosle gracias, alabemos su nombre.

La gratitud a Dios no tiene por qué ser privada entre Él y nosotros. Importante también es expresar esto frente a los demás, especialmente cuando nos reunimos con nuestra familia y con nuestros hermanos que profesan nuestra misma fe. Es un honor poder ir al templo y alabar a Dios juntos y compartir lo que ha hecho en nuestras vidas. Nuestro testimonio personal de su divinidad y expresión de nuestra gratitud a Dios puede animar e inspirar a otros. No nos avergoncemos de expresar a los demás nuestro amor y gratitud por la infinita misericordia de Dios y su grandioso amor.

Creamos en Dios y sintamos confianza en Él

En Salmos 28:7 se nos recuerda que el Señor es nuestra fuerza y escudo, nuestro corazón debe confiar en Él para recibir ayuda. Debemos darle gracias infinitas para que nuestro corazón salte de alegría.

Debemos agradecer a Dios por darnos la fuerza que necesitamos bajo cualquier circunstancia. Dios también es nuestro escudo de defensa contra la agresión enemiga. Es posible que nunca estemos seguros de cuántos peligros nos haya salvado Dios y no lo sepamos.

No estamos solos en las dificultades y pruebas, Dios está siempre acompañándonos a nuestra diestra, ayudándonos y fortaleciéndonos. Recuerda que su presencia siempre está con nosotros, esto debe animarnos y llenarnos de alegría y seguridad.

Fortalezcámonos a través de la paz que nos puede proporcionar

No te preocupes por nada, al contrario, en todas las ocasiones debes pedirle a Dios y agradecerle con  oración y súplica. La paz de Dios a través de todo entendimiento defenderá tu corazón y mente en Cristo Jesús. Esto lo dice Filipenses 4: 6-7, una escritura muy especial que nos enseña el cuidado que Dios nos proporciona como sus hijos amados.

Son muchas las situaciones en la vida que pueden causarnos ansiedad: enfermedades, problemas familiares, situación económica, etc. Pero nuestra mirada no debe depender del entorno, sino en Jesucristo y su capacidad para cambiar el entorno. Podemos preguntarle y agradecerle por qué nos ha ayudado hasta ahora. Sabemos que seguirá haciéndolo en la medida que le seamos fieles.

Agradezcamos a Dios por preocuparse por nosotros como lo dice 1 Pedro 5:7. Este conocimiento nos llenará de paz y fortalecerá nuestra fe. Cuando nos enfocamos en las habilidades que Dios tiene para ayudarnos en lugar de los problemas, nuestra mente cambia y su paz y amor nos ayudan a ver las cosas desde una perspectiva más sagrada y esperanzadora.

Recuerda que Dios está dispuesto siempre a bendecirnos

Cuando lo alabamos y le agradecemos todas sus bendiciones, el corazón de Dios se alegrará. No hay nada ni nadie en el mundo más generoso que Dios. Él nos ha dado todo lo relacionado con la vida y la piedad como lo dice 1 Pedro 2: 1-3 y nuestra gratitud nunca se detendrá.

En Efesios 1:3 dice que Dios debe ser alabado, que es el Padre de Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con bendiciones espirituales en Jesucristo. Cuando reconocemos lo que Dios nos ha dado a través de Cristo, alabaremos y elevaremos oraciones de gratitud a Dios por ello. En Jesucristo somos salvos y por su gracia recibimos los dones espirituales que Él ha dado a todos los que lo aceptan como su Salvador y Redentor.

Demos gracias infinitas a Dios por todo lo que nos da

En Santiago 1:17 se nos dice que todo buen regalo y todo regalo perfecto desciende de las alturas donde está el Padre que creó el cielo y que Él no cambia como las estrellas, ni se mueve como una sombra.

Día a día seguimos pensando en poder respirar, ver, oír, caminar y hablar. ¡Qué gran bendición por estos privilegios! Hacemos tantas cosas de manera automática porque somos humanos, somos lo que somos. Que Dios nos dé salud, familia, amigos, salvación a través de Jesús y todo lo bueno en nuestras vidas es un privilegio muy alto que nos otorga y que solo Él nos puede dar. No permitamos que las tribulaciones y los problemas diarios nos impidan tener un corazón agradecido para reconocer todas las bendiciones de la vida.

Agradezcamos siempre por la oportunidad de podernos salvar

El regalo de la salvación está al alcance de todos los hijos de Dios. En Efesios 2:8-9 se nos enseña que por la gracia somos salvos mediante la fe y esto no procede de nosotros sino que es una preciada dádiva de Dios. El mejor regalo que podemos recibir es la salvación de nuestras almas. Dios nos lo ha hecho posible a través del sacrificio de Jesús en la cruz. Él pagó el precio por nuestros pecados y debido a este sacrificio, podemos ser perdonados y reconciliados con Dios tal como lo dice Romanos 5: 1-2. Aceptemos sus dones por la fe y dejemos que Dios nos cambie cada vez más según su imagen. No olvidemos nunca agradecer al Padre por la vida eterna que podemos ganar en Cristo a través de nuestra fidelidad y amor al guardar sus mandamientos.

Somos representantes de Cristo

En Colosenses 3:17 dice que ya sea que actuemos con palabras o con hechos en el nombre del Señor Jesús, debemos agradecer a Dios el Padre por medio de él.

Existe una gran diferencia entre hacer las cosas por deber y hacer las cosas por gratitud, respeto y para agradar a Dios. Esto no solo hace que nosotros y las personas que nos rodean seamos más felices, sino que también podamos obtener abundante salud física y mental.

Hacer todo en el nombre de Jesucristo significa que somos sus representantes ante las personas con las que interactuamos todos los días. Si ven a Jesús en nosotros, si los tratamos con bondad como él quiere y lo hacemos de corazón, no de mala gana, lo glorificaremos y actuaremos con un corazón transformado y amoroso.

Seamos agradecido incluso en las dificultades

Como hijos de Dios, incluso en situaciones que nos hieren o confunden, siempre podemos encontrar algo por lo que estar agradecidos. Sabemos que todo es bueno para los que aman a Dios como lo reza Romanos 8:28 y así avanzamos con confianza. No es que vayamos a negar nuestro dolor, sino que experimentamos su paz en el dolor y así conseguiremos un propósito dentro de esa situación.

A veces, mirando hacia atrás en el pasado, encontramos que es en los momentos más dolorosos o difíciles cuando experimentamos el poder y la intimidad con Dios con mayor claridad. Conservemos nuestro espíritu enfocado en la presencia y la bondad de Dios y no dejemos de agradecerle cada día de nuestra vida así como lo podemos leer en 1 Tesalonicenses 5:18 donde dice que debemos dar gracias a Dios en toda situación porque esta es su voluntad en Cristo Jesús.

Somos parte del reino de la luz

De esta manera, perseverarán pacientemente en cada situación, felices en agradecimiento al Padre. Él nos permite compartir el legado de los santos en el Reino de la Luz. Él nos liberó del dominio de las tinieblas y nos transfirió al reino de su amado Hijo. En quien podemos hallar salvación y el perdón de nuestros pecados. Esto se refleja en Colosenses 1:11-14.

La acción de gracias nos ayuda a perseverar y nos permite recordar quiénes somos como discípulos de Jesús. Gracias a la obra de Cristo pertenecemos al reino de la luz, esta es nuestro legado,  nuestra herencia desde el momento en que nos entregamos a Jesús y lo aceptamos como nuestro Salvador y Redentor.

A pesar de todo el dominio que contiene la oscuridad ya no tendrá poder sobre nosotros si no dejamos que entre en nuestras vidas. Podemos ser salvados a través de Jesús y su expiación infinita. ÉL iluminará nuestro camino en todas las circunstancias si tomamos su nombre sobre nosotros y decidimos seguirle siempre. Dios nos ayudará y nos guiará para actuar de acuerdo con su carácter y su sagrada voluntad. ¡Tenemos los mejores tutores posibles! Aprovechemos todo lo que Dios y su hijo Jesucristo han hecho para que nosotros vivamos una vida triunfante acompañada por un corazón tolerante, agradecido y lleno de amor.

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