La Gran Historia de David y Goliat


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La historia de David y Goliat es un clásico de las historias bíblicas, pues es un ejemplo de cómo teniendo fe, fuerza, perseverancia y voluntad de la mano de Dios todo es posible. Pero hay un detalle en esta historia que vale la pena analizar y que la mayoría de nosotros pasamos por alto. La realidad es que la historia de David y Goliat es tan famosa que todos la ven como el chico venciendo al más grande de todos o el débil derrotando al fuerte y esto podría fácilmente ser una analogía de nosotros mismos como sociedad.

De hecho es una historia que no se ha repetido una sola vez sino que vemos que se repite muy a menudo en nuestros entornos, sin embargo esta no es una historia del débil venciendo al fuerte. La verdad es que puede tender a compararse a algunos individuos como débiles pero nobles y por lo tanto que merecen ganar a través de un milagro o algo parecido. Es por ello, que se debe aclarar que David no venció a Goliat por ser el “débil” de hecho Goliat no tenía la oportunidad de vencer a David desde el principio.

La Gran Historia de David y Goliat

Este noble joven era un pastor de ovejas que nunca pensó en siquiera hacer daño a un insecto. No obstante, los filisteos quienes eran parte de un pueblo que estaba en contra de los israelitas propusieron que se resolvieran sus conflictos a través de una batalla. Esta batalla no consistía en un todos contra todos, sino que cada ejército escogiera al mejor de sus guerreros para que lucharan por la victoria. Es así, como el mejor guerrero de los filisteos fue escogido. Era un enorme hombre de más de dos metros de altura quien retaba a los israelitas todos los días y al que nadie le hacía frente por temor a ser muy seriamente lastimado.

Uno de esos días en que Goliat intimidaba a los israelitas desafiándolos a pelear escuchó David ese desafío, indignándose y se ofreció a luchar en contra de él. El Rey Saúl le dijo que no lo hiciera, pero David lo convenció de dejarlo luchar argumentándole que como él era un pastor estaba capacitado para luchar porque él se enfrentaba constantemente a leones y osos para defender a sus rebaños persiguiéndoles hasta matarlos.

Llegó el momento de la batalla y David llegó solo con una honda en sus manos, su bolsa y unas piedras, sin armaduras que cubrieran su cuerpo porque no lo quiso. Goliat iba armado de pies a cabeza y con las armas más letales poseídas por un guerrero para luchar contra su oponente. David como era un hombre de Dios se arrodilló a orar antes de empezar la contienda. Lo que los filisteos no sabían era que David no solo contaba con experiencia con la honda para defenderse sino que estaba implorando la fuerza del Señor para derrotar a su contrincante.

La pelea comienza y David y Goliat se aproximan el uno al otro. David sin perder tiempo hace uso de su honda y su piedra con una gran maestría, tanto así que de un solo lanzamiento le asesta el disparo de su honda en medio de los ojos de Goliat, el único lugar sin protección que tenía y éste cae muerto al suelo. La historia cuenta que los filisteos perdieron las aspiraciones de tener a los israelitas como sus esclavos y David consigue una importante victoria para su pueblo. Moraleja: nunca hay que menospreciar el poder de tu oponente por más débil que parezca y mucho menos pecar de orgulloso creyendo ser el gigante o el mejor.

David y el gigante: 5 principios para derrotar a los Goliats de nuestras vidas

A través de la historia bíblica de David y Goliat, podemos aprender cinco principios que nos ayudarán a afrontar los grandes retos o «gigantes» que encontramos en la vida. Estos principios son:

  • .- El valor de conocer a Dios.
  • .- Debemos saber qué armas tenemos.
  • .- Necesitamos entendernos a nosotros mismos.
  • .- No debemos dejarnos amedrentar por lo que vemos y oímos.
  • .- Nuestro mayor deseo debería ser glorificar a Dios.

La Historia bíblica y sus detalles

Descubrimos la historia de David y Goliat en 1 Samuel 17. Los filisteos eran un enemigo acérrimo de Israel y habían desafiado a los israelíes a hacer la guerra. Los dos ejércitos se pararon cara a cara entre montañas opuestas, con el valle de Elá en el medio y esperaron.

Durante 40 días, Goliat, un gigante filisteo con una armadura impresionante, salió todas las mañanas y tardes a desafiar al pueblo israelí con un tono bastante burlón preguntando:

¿Quiénes van a pelear? ¿No soy filisteo? ¿Y no estás sirviendo a Saúl? ¿Por qué no eligen a alguien que me pueda enfrentar? Si pueden levantarme y matarme, les serviremos; pero si los derroto y los mato, se convertirán en nuestros esclavos y nos servirán. (1 Samuel 17: 8-9)

Desde el rey Saúl hasta el soldado más joven, todo el ejército israelí fue amenazado. ¡La libertad del pueblo está amenazada! La Biblia dice: “Cuando oyeron lo que decían los filisteos, Saúl y todos los israelitas quedaron conmocionados y aterrorizados” (1 Samuel 17:11).

David era el menor de ocho hermanos y tres hermanos mayores están en el ejército israelí. Pasaron cuarenta días y su padre Jacob estaba envejeciendo y le pidió que se dirigiera al campo de batalla para ver cómo estaban sus hermanos y llevarles algo de comer.

David era un pastor, por lo que dejó a otro pastor para que cuidara a sus ovejas, fue al frente y se encontró con esta situación. Cada ejército en el monte, el valle en el medio y el gigante desafió a los israelíes en voz alta. También escuchó que aunque Saúl ofrecía grandes recompensas a quienes se atrevían a luchar, el número de voluntarios era sorprendentemente bajo: exactamente 0, ninguno.

David estaba muy enojado y preguntó: «¿Quién se cree que es este filisteo pagano y quién se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?», Alguien lo escuchó y fue a ver a Saúl, entonces él envió por David. Charlaron un rato y David logró persuadir a Saúl para que le permitiera oponerse a Goliat. ¿De qué estás hablando? Preguntó Saúl y David le respondió que  Dios lo había protegido de los animales salvajes varias veces  y creía firmemente que Dios lo protegería de este gigante.

Así fue como David enfrentó a Goliat, lo golpeó y luego lo mató con una honda, un bastón, una bolsa de pastor y cinco piedras lisas. Pero, de hecho, estas no eran las únicas armas que utilizó David. Veamos los cinco principios básicos que jugaron un papel decisivo en esta historia.

  1. El éxito de David radicaba en que creía firmemente en Dios

David sabía del gran poder de Dios porque lo había experimentado en su propia vida. Aunque David era muy joven y probablemente en edad adolescente, no tenía ninguna duda de que Dios es fiel y ayudaba a todos sus hijos.

Como pastor, David vio animales grandes y feroces atacar a sus ovejas. Dios siempre lo había ayudado dándole la fuerza y ​​las habilidades necesarias para superar las dificultades. Por eso su fe en Dios era firme y consistente y estuvo absolutamente seguro de que Dios lo ayudaría para derrotar a Goliat.

Así  como el Señor me ha salvado de las garras de leones y osos también me salvará del poder del filisteo.(Samuel 17:37)

Vale la pena reflexionar: ¿Ha experimentado el gran poder de Dios en su propia vida? ¿Recuerda una situación particular en la que Dios le ayudó a prevalecer sobre las pruebas o resolver sus problemas? ¿Esta experiencia puede aumentar su confianza? ¿Ha aumentado su confianza en Dios a lo largo de los años?

  1. David sabía del poder de sus armas

Saúl le proporcionó a David sus uniformes y armas de combate, pero David no quería usarlos. Ni siquiera podía caminar bien con ellos Le gustaba usar más las armas que usaba para proteger a sus ovejas todos los días, es decir, su bastón, su bolsa de pastor, su honda y cinco piedras lisas, las cuales eligió con supremo cuidado. Sabía cómo usarlas, cuál era su propósito y cómo aprovecharlas al máximo para hacerlas más efectivas.

David también sabía cuál era su arma más poderosa para esta batalla: implorar el nombre del Señor Todopoderoso. Su confianza para vencer fue de hecho fundada en la confianza en Dios, no en su habilidad como pastor. Por eso estaba tan claro y seguro de que ganaría, aunque la lógica y la visión apuntaran a otro resultado.

Vienes a mí  con espadas, lanzas y jabalinas, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor  Todopoderoso, al Dios del ejército israelí es a quien tú has desafiado. (1 Samuel 17:45) con etas palabras David enfrentó a Goliat.

Vale la pena pensar: ¿Conoces la armadura que Dios proporciona a sus hijos? Leer Efesios 6: 10-18, nos enseña que debemos dejar que Dios nos examine y nos muestre cómo usar las armas que nos dio para que podamos superar las pruebas, tentaciones o dificultades que se nos presenten en la vida.

  1. David se comprende a sí mismo

David cuidaba los rebaños de su familia y sabía cómo usar su poder y astucia para proteger a sus ovejas. Conocía su poder de escapar ante los peligros y también conocía su agilidad. Conocía la mejor distancia para atacar con eficacia sin correr demasiado riesgo. Conocía las habilidades que Dios le había dado y las usaba con confianza y determinación.

David respondió: Es mi turno de cuidar del rebaño de mi padre. Cuando el león o el oso toman una oveja del rebaño, los persigo y los golpeo hasta que sueltan a la oveja. Además, si un animal me ataca, lo agarro por su melena y lo golpeo hasta matarlo. Si este siervo de Dios mata al león y al oso, puede hacer lo mismo con el filisteo, porque está resistiendo al ejército del Dios viviente. (1 Samuel 17: 34-36)

Vale la pena pensar: ¿Conoce los talentos y poderes que Dios le ha dado? ¿Está utilizando todo el potencial que Dios le ha dado para glorificarse a sí mismo o glorificar a Dios? Dios creó una meta para nosotros y espera que hagamos nuestro mejor esfuerzo para llegar hasta ella y así bendecir y ayudar a quienes nos rodean mientras la alcanzamos.

  1. David no tuvo miedo de lo que vio

Incluso Esaú quien era el rey de Israel y el más alto del pueblo (1 Samuel 9: 2), se sintió intimidado por la figura y la armadura del gigante Goliat. Este último, a su vez, se aprovechó de este miedo y lanzó una fuerte amenaza. Pero David no estaba asustado por su altura ni por sus gritos.

David se centró en cosas que nadie más había notado: la parte desprotegida de Goliat. El pequeño espacio en la frente del gigante quedó expuesto. Concentró su atención en lanzar la piedra en el lugar correcto, hizo un buen disparo y luego de esto el gigante cae al suelo sin vida.

Un guerrero famoso, de la ciudad de Gat, abandonó el campamento filisteo. Su nombre era Goliat y medía casi tres metros de altura. (1 Samuel 17: 4)

Vale la pena pensar: ¿Aprovecha cada  oportunidad que Dios le da en la vida? ¿Está concentrado en la puerta que Dios abrió frente a Ud. o en lo difícil que puedan parecer? ¿Llena sus pensamientos con la Palabra de Dios todos los días y ora al Padre Celestial todos los días para recibir el aliento necesario? ¿O está confundido por el pensamiento derrotista y la creencia en la incapacidad de hacer las cosas?

  1. Glorificar a Dios era el propósito que tenía David en mente

Gloria a Dios y que su nombre sea exaltado, estos eran sus pensamientos. David estaba seguro de que derrotaría a Goliat en el nombre de Jehová, pero no pretendía ser reconocido ni ensalzado por ello. Sabía que la victoria solo se puede lograr mediante la intervención divina. Dios sería glorificado y todos verían que el poder redentor de Dios liberaría a sus hijos del mal.

Desde una perspectiva humana, la forma en que Dios lucha y las armas que usa parecen ilógicas. No obstante, sus armas son las armas más efectivas, porque están llenas de poder, han recibido su bendición y nos guían a honrar su nombre.

Todos ustedes aquí se darán cuenta de que la salvación del Señor no requiere una espada ni una lanza. La batalla es del Señor y él nos entregará a ustedes en nuestras manos. (1 Samuel 17:47)

Vale la pena reflexionar: ¿Está haciendo todo para la gloria de Dios o luchando por sus propios logros? ¿Habla de lo que Dios ha hecho en su vida? ¿O prefiere hablar de Ud. mismo, de su inteligencia, su fuerza o sus habilidades? ¿Cuenta las cosas «inexplicables» que ha experimentado en su vida? Tales como alimentos en el momento adecuado, protección de las acechanzas del mal, mejoras en tu salud. Si es así, de gloria a Dios. Agradezca a nuestro Padre Celestial y cuénteles a los demás las maravillas que Él ha hecho por Ud. y su familia.

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