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Acerca de Josué
Su verdadero nombre fue Oseas y fue renombrado por Moisés como Josué, que significa Salvación. Para ese entonces, Moisés cumplía múltiples funciones en beneficio del pueblo de Israel pero esencialmente era el hombre más cercano a Dios, con quien hablaba directamente como su amigo. Habiendo cumplido todas sus misiones y viendo la proximidad del fin de su existencia terrenal, Dios inspiró a Moisés para que eligiera a Josué como su sucesor.
Josué fue instruido y enseñado por Moisés, quien además le trasmitió todos sus poderes para que tuviese la capacidad de continuar guiando al pueblo de Israel. Josué era poseedor de una gran humildad y respetó siempre la autoridad de Dios, lo cual facilitó el aprendizaje de las enseñanzas trasmitidas a través de Moisés.
Josué Profeta
Es uno de los profetas más notables que se conoce, siendo reconocido y venerado por tres importantes religiones como son el Islam, el Judaísmo y el Cristianismo. Fue seleccionado junto con once personajes más, como emisarios secretos para conquistar la región de Canaán y en medio de las luchas enfrentando la oposición del pueblo, él y su compañero Caleb fueron los únicos en mantener su confianza en Dios.
Esta fidelidad y su demostrada humildad hicieron que Dios lo eligiera, ordenando a Moisés a separarlo como líder de Israel, ordenándole que lo hiciera a través de la imposición de manos (Números 27:18-23). Con estas bendiciones, Josué se hizo partícipe de una preparación espiritual y de revelaciones directas por parte de Dios (Deuteronomio 31:14, 23; Josué 1:1-9).
A partir de allí, Moisés exhortó a Josué a estar en disposición de ser el guía de Israel, ya que le correspondía introducirlo en Canaán, una vez que Moisés no estuviera. Cuando esto sucedió, el pueblo de Israel siguió a Josué como su líder (Deuteronomio 34:9).
Los temores de Josué
Se narra que Josué fue un buen soldado y guerrero, que fue una especie de lugarteniente de Moisés, demostrando siempre lealtad y valentía. Sin embargo, en cuestiones divinas se piensa que llegó a demostrar temores ante la importancia y trascendencia de los papeles que le correspondía desempeñar.
Es posible que esos temores pudieron deberse a varias causas, entre las cuales se pueden inferir las siguientes: ¿pensaba que nunca podría cumplir las funciones que había realizado Moisés, al menospreciarse al lado de éste?; ¿creía que las dificultades que debía afrontar como guía eran demasiadas para su capacidad como hombre?; ¿consideraba que no obtendría el reconocimiento del pueblo que se le asignaba liderar?
Sin embargo, él puso su confianza en Dios y obedeció todos sus mandatos. Esto le confirió toda la valentía necesaria para continuar su tarea, aun en medio de sus temores, demostrando con eso que ante el temor no se puede ser cobarde, sino que se debe hacer uso de gracias dadas por Dios, como son el amor, el poder, el desprendimiento de los apegos materiales y el dominio de nuestros defectos.
Escogencia de Josué como líder del pueblo de Dios
Josué fue escogido, más que por el propio Moisés, por el mismo Dios como sucesor de aquel para asumir la función de conductor espiritual del pueblo de Israel. Esta escogencia fue propiciada por diversas características que definían la personalidad de Josué. Entre estas pueden ser mencionadas las siguientes.
Demostró saber estar bajo la autoridad de otras personas siendo un verdadero discípulo para el aprendizaje espiritual, sin imponer sus propios criterios y actuando con la mayor paciencia; desde joven fue responsable lo cual garantizaba que sería un líder confiable; a pesar de sus temores, siendo un guerrero, poseía valentía; sabía cuáles eran las necesidades de su pueblo.
Lo más importante, era un hombre que aprendió a tener gran confianza en Dios, lo cual le fue retribuido llenándolo con el Espíritu divino para que siempre actuara de acuerdo a los designios del Señor.
Todo lo anterior hace que Josué fuera la persona ideal para suceder a Moisés, ya que supo interpretar y hacer buen uso de las bendiciones de Dios hasta llevar al pueblo de Israel a la Tierra prometida.
Josué esfuérzate y se valiente
En Josué 1:9 se lee:
“Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas”.
Parece que estas palabras fueron pronunciadas por Dios previo a que se iniciara la entrada del pueblo a la Tierra prometida, que hasta ese momento estaba ocupada por gente belicosa y fuerte. Por otra parte, el pueblo de Israel tampoco era fácil y que habiéndose revelado antes contra Moisés con más razón podría desobedecerle a Josué.
Este debió sentir o manifestar verdadero temor ante la empresa que le correspondía emprender y bien pudo pedir ayuda divina, o bien Dios con su sabiduría le habló pidiéndole que se esforzara, que fuera valiente y que Él estaría a su lado, sin abandonarlo.
En esas palabras Dios le pide que ponga toda su confianza en Él, que tenga fe. En ningún momento le sugiere que haga uso de sus cualidades como persona o como guerrero, simplemente ante una actividad tan compleja y difícil, debe actuar con toda la confianza puesta en Dios, sabiendo que nunca será abandonado por Él.
Por eso Josué continúa con su misión de conquistar la Tierra prometida para Israel, con la seguridad y certeza que lo conseguirá.
¿Debemos esforzarnos y ser valientes?
La experiencia vivida por Josué es de gran enseñanza para los creyentes. A todos se nos presenta en un momento dado, la necesidad de adoptar fuertes y decisivas responsabilidades bien sea en nuestra familia, en el trabajo o con uno mismo. Estas luchas solo podrán ser ganadas, si se hacen con la ayuda de Dios, quien nos ha prometido, y siempre cumple sus promesas, estar a nuestro lado si confiamos y tenemos fe en Él, dándonos fuerzas y valentía para enfrentar las dificultades.
Reflexionando sobre los pasajes de Josué, se puede tener la ilimitada confianza de tener la asistencia de Dios cuando se nos presentan problemas que son irresolubles para el ser humano, lo cual debe hacerse con la suficiente humildad de reconocer nuestras limitaciones como humanos y que todo debe suceder de acuerdo a la voluntad del Señor.
Se debe adquirir el compromiso de vivir según las enseñanzas y mandatos divinos, sabiendo que nunca estaremos exentos de vivir dificultades y problemas, como le sucedió a Josué, pero que en medio de ellos nos sentiremos apoyados por Dios, quien nos ayudará a salir vencedores.