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La oración, es un obsequio de Dios para nosotros, es la piedra angular de la práctica espiritual que nos permite comunicarnos, hablar con el Dios vivo y verdadero. Es decir, pedir a Dios con sinceridad, respeto, devoción, amor y sobre todo mucha fe sin dejar pasar por alto nuestra humildad y bondad.
A través de la oración expresamos todas nuestras peticiones, acciones de gracias y alabanzas, dificultades y necesidades, dolor y tristeza, lo cual nos aporta beneficios en palabras, pensamientos y actitud, dejamos en manos de Dios todo aquello que nos aqueja y que se haga su voluntad, él se preocupa por cada uno de nosotros y promete que nos responderá cada vez que le hablemos.
Orar nos permite crecer espiritualmente, fortaleciendo nuestra fe cristiana y la devoción y de alguna manera nos otorga el perdón por nuestros pecados y nos da protección divina. Filipenses 4:6-7 nos recuerda el llamado de Dios a orar, y su don de paz al dialogar con él:
«No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.»
Al momento de orar debemos tener una actitud de humildad y arrepentimiento, reconociendo nuestras faltas, imperfecciones y fracasos, pero confiando en su misericordia, no debemos pensar que al orar todo lo que pedimos se nos va a dar como lo queremos, implica rendirse al Salvador Dios Padre Celestial, él sabe y nos concederá lo que sea su voluntad para nuestro bien. No olvidemos al culminar nuestra oración decir Amén, esta palabra hebrea expresa nuestra confianza de que Dios contestara nuestra oración.
Es imprescindible orar todos los días para fortalecer nuestro crecimiento espiritual, para adorar a Dios y mantener una relación con nuestro Señor, no debemos esperar pasar un mal momento o tener una necesidad para orar, ni mucho menos pensar que somos capaces de enfrentar y solucionar los problemas por si solos y al no encontrar solución recurrir a él, nuestras plegarias deben ser muy humildes y deben brotar de lo más profundo de nuestro ser, mostrando un deseo intenso de conocer a dios, recibir su poder y su amor en nuestras vidas.
Busquemos al Señor, Él es nuestro refugio, entiende nuestras debilidades, y nos invita a acercarnos a Él en todo momento, en nuestras preocupaciones. Es en la oración, en la intimidad con Él cuándo oramos, que aprendemos a conocer su fidelidad, su compasión y su amor, por consiguiente te invito a conocer algunas razones por las cuales debemos orar todos los días:
Conocer a Dios a través de la Oración
Dios conoce tu corazón y no tiene tanto interés en tus palabras, sino más bien en la actitud de nuestro corazón, mediante la oración aprendemos a conocer a nuestro Creador como un Padre amoroso y un Dios todopoderoso que siempre está ahí para fortalecernos y guiarnos a la alegría, la paz y la justicia, independientemente de lo que se presente cada día. Mediante esta oración puedes comunicarte con él en cualquier momento, fortaleciendo su amistad a medida que se expresa con toda libertad sus pensamientos, preocupaciones y sentimientos.
“Señor Jesús, he venido hablar contigo porque quiero conocerte personalmente. Infinitas gracias Señor por morir en la cruz por mis pecados. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Salvador y Señor, gracias por confiar en mí y darme vida eterna. Toma el control de mi vida y haz de mi la clase de persona que Tú quieres que yo sea.” Amén.
Ser fuerte Espiritualmente
En medio de nuestras dificultades y pruebas Dios nos concede la fortaleza que necesitamos, Él nos cubre con su escudo protector todo nuestro alrededor, podemos confiar que su ayuda y su defensa llegarán en el momento necesario. Comunícate con el en tus momentos buenos y malos, dar las gracias por sus favores y pídele con devoción por tus necesidades, el escucha tus oraciones y peticiones. Él es nuestra fortaleza en todo momento y podemos confiar en él.
“No temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”
(Isaías 41:10).
Dios no se cansa, Nos ayuda a llevar nuestras cargas
En la vida hay momento que nos cuesta entender la grandeza y el poder de Dios, esto ocurre cuando atravesamos momentos difíciles, justo aquí es cuando debemos orar para presentarle al Señor Todopoderoso nuestros problemas y necesidades, él nos ayudara con su poder y su misericordia, el obra en todo momento en favor de sus hijos te ayuda a llevar sus cargas y su mano esta presta para obrar en favor de los que le temen.
¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. (Isaías 40:28-29).
Afianzar su Fidelidad
Recuerda Dios siempre es fiel, aunque estemos viviendo o enfrentando las peores circunstancias, los demás nos pueden fallar, pero él nunca nos fallará. A través de la oración puedes al acudir a él, nos escucha, nos concede la fortaleza y la protección que necesitamos para poder seguir adelante, él nos envía la fuerza física, espiritual o emocional para poder avanzar y vencer cualquier obstáculo en su nombre.
Fortificar la Paz
Para que tu paz espiritual sea verdadera y completa debes pasar tiempo con Dios en continua oración, no esperes a tener una necesidad para comunicarte con él. La paz que Dios deposita en cada uno de nosotros nos llena de confianza y nos ayuda a crecer con fortaleza, aleja la ansiedad de nuestras vidas, lo que dios permite que ocurra en nuestras vidas tiene un propósito y cada día nos permite acercarnos más a él.
Reconocer Nuestros Errores
A través de la comunicación con nuestro amigo que nunca nos falla, podemos con fe y devoción por medio del arrepentimiento reconocer nuestros errores, confesar nuestros pecados ante Dios y de esta manera recibir su perdón, él siempre está dispuesto a escucharnos y perdonarnos. Debemos llenarnos del Espíritu Santo para que se glorifiquen nuestras vidas.
“Dios no rechaza jamás a quien se acerca a él con un corazón contrito y humillado” (Salmo 51:17).
Reconocer su Poder y Adorar
En nuestras oraciones de rodillas, debemos glorificar a Dios Nuestro Señor Omnipotente, bendecir, enaltecer su grandeza y poder por todo lo que nos concede, él nos hizo a su imagen y semejanza, diariamente percibimos sus bondades, su poder y su grandeza es infinito no tiene límites, solo él se merece nuestra adoración y nuestra alabanza.
“Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y tú estás por encima de todo”. (1 Crónicas 29:11)
La oración prepara nuestro corazón y lo capacita para recibir el poder divino, lo cual nos proporciona abundantes virtudes y mejora personal, atraerá sobre nosotros la gracia del Espíritu Santo y, con ello, fortificará en cada uno de nosotros la fe, la esperanza y el amor, ilumina la razón, fortalece la voluntad con buenos propósitos y consuela el corazón en momentos de tribulación.