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La juventud es una de las etapas más idílicas del ser humano. Lo cierto es que pasa muy rápido y es por ello que se debe aprovechar siempre al máximo cada momento de esa etapa. Invertir en lo que en realidad nos gusta hacer es algo que vale la pena mientras siempre estemos sanos.
Si hay algo que verdaderamente vale la pena y es bastante atinado hacer es adquirir acciones en el Reino de Dios, y estas se adquieren solo siendo obedientes a Él. Aquellas personas que desde su juventud dedican sus vidas a servir a Dios no perderán el tiempo, ya que el Señor premia a quienes les sirven. Por esa razón perder tiempo en cosas superficiales es una pérdida de bendiciones, así que hay que vivir para Dios desde nuestra juventud. A continuación encontrarás algunos versículos que te ayudarán a andar de la mano del Señor y así llevar una vida más enfocada en Jesucristo y sus enseñanzas.
La auténtica fuerza viene de Dios
La verdadera fuerza viene de aquel que todo lo puede, de Dios, no viene de ningún otro lugar. Es probable pensar que la fuerza física es la más importante pero la espiritual es la que sobrepuja cualquier entendimiento. Permanecer en la palabra de Dios es tener la fortaleza para vencer al maligno. Cada día debemos nutrirnos de la palabra de Dios para vencer.
En 1era de Juan 2:14 el apóstol Juan escribió a padres y a los jóvenes. A los padres les dijo con claridad que ya sabían de Dios porque habían guardado la palabra y a los jóvenes porque eran fuertes y que gracias a obedecer la palabra de Dios los había mantenido más fuertes para vencer al maligno.
Ir de la mano de Dios
Si desde tu juventud decides ir de la mano de Dios probablemente cuando ya llegues a una edad más avanzada estarás agradecido de haber tomado esa decisión. Si escoges desde tu corazón realizar la voluntad de Dios desde tu juventud obtendrás un compañero permanente que te cuidará en todas las cosas. Tal como lo dice Lamentaciones 3:27 que es bueno que el hombre aprenda a llevar el yugo desde su juventud con la intención de adquirir disciplina y orden a la forma de Dios.
Probablemente pensar en un yugo nos trae a la mente sometimiento tal como cuando los bueyes no tienen más elección que caminar por el mismo sendero. No es así, llevar el yugo de Dios significa dejarte guiar por Él y llevar el yugo con Él. Muy seguramente más adelante cuando voltees la vista al pasado podrás ver la belleza de un camino arado junto al mejor acompañante, el Padre Celestial.
Demostrar humildad a Dios y a los demás
Para poder estar en gracia con Dios y poder disfrutar de sus bendiciones debemos ser humildes. Escuchar a los demás sus ideas y tratar de no imponer nada a nadie es la clave para ser humilde y tener empatía con tu entorno. No impongas tu propia opinión sobre los demás, escúchalos, acéptalos y trátalos con respeto y consideración. El Padre Celestial muy seguramente te recompensará por tu buena acción. Así mismo lo explicó el apóstol Pedro en 1era de Pedro 5:5-6 cuando dijo que Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.
Disfrutar de la vida pero con prudencia
Tomar tiempo para el disfrute y esparcimiento es muy importante. Nuestro Padre Celestial desea que disfrutes toda tu vida y tu juventud es parte de ella. Solo debes hacerlo con prudencia, estableciendo tus decisiones y acciones en las cosas que agradarán a Dios. En Eclesiastés 11:9 se hace un llamado responsable a los jóvenes a que se alegren en su juventud, que su corazón disfrute de la adolescencia. Siempre que siga sus impulsos de buena manera todo estará bien porque Dios le juzgará por todo lo que haga.
Honra a tu padre y a tu madre
Es un mandamiento con promesa, ya que quien lo obedezca se le alargarán sus días sobre la tierra que el Señor su Dios le da. Los hijos deben honrar y amar a sus padres, serles obedientes y tratarlos con mucho respeto. Es un mandamiento que se nos da a todos para que seamos bendecidos en nuestra vejez ya que gracias a honrar a nuestros padres nuestros hijos lo harán con nosotros y nos cuidarán.
Y quienes no tengan hijos serán cuidados por personas amorosas como si fueran sus hijos. En Deuteronomio 5:16 se habla de la promesa expresa que se hace de tener una larga y próspera vida a quienes guarden fielmente este mandamiento de Dios.
Atesora la palabra del Señor
Si hay algo que la biblia provee para todos es la forma cómo podemos encontrar solución a nuestros problemas a través de su lectura. La biblia tiene una cantidad de temas que si los lees a diario y hasta los memorizas podrás saber la forma correcta de abordar una situación determinada y así vivir una vida tranquila y feliz de la mano de Dios. En Salmos 119:11, se nos habla que atesoramos en nuestro corazón los dichos del Señor para no pecar contra Él. La clave es buscar el pasaje de las escrituras correcto para la situación correcta.
Siempre hay que ser un buen ejemplo
Que nadie te menosprecie por ser más joven. Al contrario que todos los demás vean en ti un ejemplo a seguir por tu conducta, manera de hablar, en fe, en amor y pureza, tal cual como lo dice 1era de Timoteo 4:12.
En ocasiones podemos llegar a pensar que la manera de vestir o de hablar no va a tener un efecto en otros. Eso no es así ya que es de gran importancia la inspiración que puedas despertar en los demás a través de tu ejemplo. Observar a un joven o una joven que tenga una marcada devoción por Dios de corazón, puede resultar en una gran bendición para muchos. Esfuérzate por ser un ejemplo en tu forma de hablar, vestir, andar y en general en tus relaciones con los demás.
Escoge con quien debes andar
En proverbios 23:19-22 nos hace una exhortación muy sabia acerca de con quién debemos estar. Mantenerse en el camino recto y no juntarse con aquellos que beben mucho vino, ni con los que se hartan de carnes. Pues borrachos y glotones acabarán harapientos y en pobreza. Es mejor escuchar a tu padre que te engendró y no despreciar a tu madre cuando sea anciana.
Esto no quiere decir que no seamos amables con los demás, todos somos hijos de Dios pero debemos cuidarnos de los malos hábitos que nos pueden hacer daño a nosotros e incluso a nuestras familias. Los mejores amigos son aquellos que siempre tienen nuestras mismas aspiraciones, sueños y deseos nobles.